Comentario
Hacia finales del siglo XI a.C. se produjo un cambio dinástico debido a las constantes luchas territoriales. La dinastía Zhou, reino feudatario de los Shang, inauguró un nuevo período histórico en el que se incluyen la época de "Primavera y Otoño" (Zhun Qin, 722-481 a. C.) y "Estados Combatientes" (Zhang Guo, 450-221), nombres dados por la historiografía china para definir los cambios en el equilibrio del poder con anterioridad a la primera unificación territorial. Es bajo esta dinastía cuando se operan las mayores transformaciones sociales debidas fundamentalmente a dos causas: 1) paso de una sociedad esclavista a una sociedad feudal; 2) aparición del hierro e inicio de un proceso de industrialización.
La primera capital de la dinastía Zhou se situó cerca de Xian, provincia de Shaanxi, razón por la cual a los años en que estuvo ahí situada (1122-711 a.C.), se les denomina Zhou del Oeste, frente al período comprendido entre los años 770-221 a.C., cuando se traslada la capital a Luoyang, provincia de Henan, denominándose Zhou del Este. El área de influencia del primer período de la dinastía Zhou, abarca desde Mongolia Interior a la cuenca del río Yangzhi, y desde la provincia de Gansu a la costa este. Esta gran extensión territorial estaba dividida en pequeños territorios dirigidos por nobles al servicio del rey, en calidad de tributarios y vasallaje. La nobleza adquirió un carácter hereditario, inicio de la importancia de la línea de sucesión directa y masculina, así como de la justificación de la poligamia para asegurar un heredero. La base económica continuó siendo la agricultura, mejorando los cultivos mediante un sistema de rotación y añadiendo la soja a los cereales ya existentes. Es esta gran masa de campesinos quienes crean un excedente económico capaz de instrumentar unos inicios de industrialización y comercio, y, en consecuencia, una mayor producción de bienes de consumo (bronces, jades, cerámicas, textiles...).
La aparente prosperidad económica se vio mermada por el poder que fueron adquiriendo los nobles frente al rey, fundando sus propios estados. En el 770 a.C., debido también al empuje de las incursiones foráneas, se debilitó el poder real y la dinastía se hizo bicéfala al nombrar dos soberanos independientes. Uno de ellos traslada la capital a Luoyi (Luoyang), dando paso a la época llamada "Primavera y Otoño", nombre procedente de una obra clásica, "Los Anales de Primavera y Otoño", que dio la primera cronología exacta de la historia china.
Frente al poder de los Estados del Norte, se inició una emigración hacia el sur, de clima más benigno y con unas culturas nuevas que aportaron el cultivo del arroz. Todos estos factores favorecieron el autogobierno de los territorios y el comienzo de los particularismos regionales, de manera que los estados más poderosos absorbieron a los débiles. De unos doscientos territorios estados existentes en el siglo VIII a. C., en el año 500 a. C., sólo veinte de ellos pudieron mantener su independencia. Es en este período, siglos IV-V a. C., cuando se conoció el hierro, utilizado primero como material para instrumentos de labranza y, más tarde, en la fundición de armas. "El hermoso metal (el bronce) se usa para fundir espadas y lanzas; se utilizan junto a los caballos y a los perros. El metal feo (el hierro) se usa para hacer azadas que arrancan las malas hierbas; se usa en la tierra fértil". El hierro va lentamente introduciéndose en la vida cotidiana, en sustitución del bronce, favoreciendo el desarrollo industrial, la mejora de comunicaciones y estimulando el crecimiento de las ciudades.
Los "Estados Combatientes" (450-221 a. C.) ponen fin al período clásico, hasta conseguir con la dinastía Qin la unificación territorial. Estos Estados Combatientes fueron el resultado de la anexión mencionada, quedando reducidos a siete: Qin, Wei, Zhao, Han, Qi, Chu y Yan, que conocerán un próspero comercio por el incremento de las comunicaciones, lo que favorece el auge de los talleres locales y propicia, sobre todo, una edad de oro para el pensamiento científico y humanista.